Ni las palabras me bastan...
Siempre mirando tras el velo del egoísmo, siempre viendo las cosas para el beneficio propio. Es un asco, es repugnante que yo haya sido así, y peor aún, con quienes amo. No saco nada con lamentar, sólo queda ser humilde, pedir perdón y aprender de los errores para no tropezar con la misma piedra. El orgullo sólo me hará mas estúpido, egoísta e inmaduro. Es difícil retomar las riendas con carácter y desición cuando tu motivo de lucha y superación era una persona externa a sí mismo, sólo queda luchar por esperanzas ambiguas, inocuas e inoloras, sin calor ni frío, esperanzas del 'algún día', del 'quizás'. Pero no importa, soy fuerte, y no me dejo derrotar, aunque esté completamente muerto por dentro... Algo queda de aquel fuego, de aquella sonrisa sincera y espontánea que me caracterizaba. No quiero seguir lamentando, aquél no soy yo, yo voy allende los pesares, amo la vida y la alegría y quiero compartirla, regalarla, con mi familia, mis amigos y mi amor. Templanza, la ne...